No prospera la reforma político-electoral. Dirigencias eternas, temerosas del voto electrónico. Crecen los arreglos de cúpula y las re-re. Y la indiferencia a la política.
Disimulan, pero desconfían de ese aparato ajeno y entrometido en el cuarto oscuro. Las dirigencias partidarias recelan de ese ojo cuadrado de la PC reinando en el silencio del aula en los domingos electorales. Se les disipa el poder, presagian.
Y no es para menos: el aparatito -que ya usa gran parte del mundo democrático- en manos de los vecinos es un arma letal contra la lista sábana, contra los acuerdos a dedo de un par de dirigentes y -por si fuera poco- arremete contra las re-re, los eternos y la sucesión familiar en los cotos de los intendentes.
El horror de la aristocracia partidaria es comprensible: con la entrometida pantalla el dedo de los dirigentes del partido, los punteros o el intendente eterno -y la lista sábana, su consecuencia- es reemplazado por miles de dedos vecinales que eligen y arman la lista de su predilección, con sólo presionar levemente con la yema del dedo la foto del candidato que les gusta.
El vecino interesado en la participación política podría meterse impertinente dos veces con la yema de sus dedos: en la interna abierta para seleccionar a los que serán candidatos y en la "general" el día de la disputa por el cargo en cuestión.
O sea: el voto electrónico -que por cierto tiene sus liendres, también- provoca una mutación grosera e intolerable para las castas partidarias que se eternizan en la concentración del poder político y el manejo de los recursos. ¡El dedo del dirigente por el del votante!
Miedos partidarios. Con la gimnasia que la gente ya tiene en cajeros y operaciones digitales de la vida cotidiana, la pantalla en el cuarto oscuro es ya una conducta mundial en las democracias más modernas. Aquí se elude, se demora, desde hace 15 o 20 años.
"El voto electrónico puede matar la ideología, las propuestas partidarias y en definitiva el sistema de los partidos políticos", se quejaron aquí, las dirigencias de los '90, cuando aparecieron los primeros empujones de las ONG y de los vecinos por mecanismos que los protegieran de la lista sábana y de los clanes partidarios hereditarios.
"Ese mecanismo puede degenerar en que el poder económico, para financiar la campaña de un aventurero, reemplace a las ideas, el debate y la dinámica de los partidos políticos. El vecino termina poniendo el dedo en la pantalla eligiendo al que más veces ve en la TV o en los grandes afiches. Eso desintegraría el sistema político de participación por ideologías, programas y liderazgos, a cambio de la capacidad económica que se tenga para promover un rostro", se defienden las dirigencias.
Se vivió después del "Que se vayan todos", cuando desde el quincho Panella las ONG y las cámaras empresariales pedían reforma política, voto electrónico y responsabilidad en el manejo fiscal.
Temores razonables. Pero que contrastan con otra realidad: los candidatos de las últimas convocatorias ni siquiera han sido designados por el acuerdo de cúpulas locales, sino por órdenes de Olivos, de El Calafate o del Comité Nacional. Como antes desde Anillaco o desde el sillón del Ministerio de Economía. Llegaron Mensajeros y se juntaron en hoteles caros con los dueños de los partidos locales y los clanes municipales y armaron las listas. ¿Cuál ideología, cuál debate, cuál programa local?
Los amagues, los esquives. Los intentos por una profunda reforma político-electoral y del voto electrónico -siguiendo una mecánica impuesta en el mundo democrático- aparecieron en Mendoza a fines de los '90. Recuerdo a senadores encabezados por Antonio Gutelli -PJ, de ascendencia sindical, ahora fuera de la política activa- que proponían sistemas de voto electrónico con máquinas brasileñas. Y a un grupo de ONG ("Cambiemos la política") pugnando por la reforma electoral.
Ahora las PC-urnas son infinitamente más fáciles de manejar por los vecinos (que ya incorporaron el cajero automático o la PC en su vida cotidiana), son más seguras a la picardía escrutadora, más rápidas para el escrutinio.
En Brasil, en el pase de Lula a Vilma, votaron más de 118 millones de electores en 470.000 urnas electrónicas, sin impugnaciones y en 2 horas se completó el escrutinio. Que se sepa, no se disolvió el sistema de partidos políticos, ni desaparecieron las ideas y los programas: Lula y Vilma -como lo eran sus opositores en las elecciones- son exponentes de una idea de la política y del Brasil que quieren
Aquí, a fines de los '90, hubo pruebas piloto en la escuela Arístides Villanueva (2 mesas femeninas). Se sucedieron pruebas en Buenos Aires y en Santa Fe. Hasta se probó la mecánica durante una Fiesta de la Nieve en Las Leñas. Todo se disipó: se adujeron cuestiones económicas y riesgos de manejo, para disimular la desconfianza política. Luego vino el descalabro del helicóptero de De la Rúa y la Plaza Incendiada. Y el "que se vayan todos".
En setiembre de 2003, en el Quincho Panella -en plena crisis de credibilidad política- las cámaras empresarias y varias ONG exigieron responsabilidad fiscal, reforma político-electoral (para facilitar la apertura a la participación) y voto electrónico. Le llamaron Acta de los Mendocinos y en un restaurante del Acceso Norte firmaron el compromiso los principales candidatos de todos los partidos con posibilidades.
Hoy, ya casi una década después -pese a la presión popular por las reformas prometidas- todos siguen prometiendo "reformas" (constitucional, electoral) y ya casi nadie habla de voto electrónico.
El año pasado, en la elección de los concejales capitalinos se movieron algunas cenizas: se probó un escrutinio electrónico en varias escuelas.
En Salta, hace pocos domingos, el joven Manuel Urtubey, gobernador justicialista, ganó por paliza su reelección apelando a 2 cuestiones insospechadas en estos tiempos de obsecuencia y dedo selector de Mensajeros: hizo campaña adhiriendo globalmente al proyecto nacional, pero aclarando expresamente que no era un "delegado de Cristina" y que los candidatos los seleccionaban los salteños.
Y no le tuvo recelos a un 35% de las mesas con urnas electrónicas, táctiles y súper modernas (el votante armó su lista con los dedos sobre la pantalla, seleccionando a sus candidatos preferidos, de las distintas opciones y categorías; recibiendo de la máquina una constancia del contenido del voto emitido). El escrutinio en esas mesas estuvo listo en 2 horas. No hubo denuncias de manejo espurio
Mal de ausencias. En sus días del final, Jaque propone discutir, otra vez, una reforma constitucional (con lista de temas a debatir en la Convención), para incluir "sí" o "no" en las próximas urnas. La discusión gira en torno a la reelección por un solo período consecutivo para todos, incluidos legisladores e intendentes (hoy el gobernador no puede ser reelecto, por la alternancia que impera en la Constitución del 16).
"En agosto y octubre estamos subsumidos por la elección nacional y allá no prevén voto electrónico", se disculparon en Gobierno. Las reformas tendrán que esperar "mejores tiempos". Secuencia conocida. Afuera crece la indiferencia y las ausencias al cuarto oscuro. "Sólo el 40% de los estudiantes de Capital y Gran Buenos Aires cree que la democracia es el mejor sistema de participación política"
Y no es para menos: el aparatito -que ya usa gran parte del mundo democrático- en manos de los vecinos es un arma letal contra la lista sábana, contra los acuerdos a dedo de un par de dirigentes y -por si fuera poco- arremete contra las re-re, los eternos y la sucesión familiar en los cotos de los intendentes.
El horror de la aristocracia partidaria es comprensible: con la entrometida pantalla el dedo de los dirigentes del partido, los punteros o el intendente eterno -y la lista sábana, su consecuencia- es reemplazado por miles de dedos vecinales que eligen y arman la lista de su predilección, con sólo presionar levemente con la yema del dedo la foto del candidato que les gusta.
El vecino interesado en la participación política podría meterse impertinente dos veces con la yema de sus dedos: en la interna abierta para seleccionar a los que serán candidatos y en la "general" el día de la disputa por el cargo en cuestión.
O sea: el voto electrónico -que por cierto tiene sus liendres, también- provoca una mutación grosera e intolerable para las castas partidarias que se eternizan en la concentración del poder político y el manejo de los recursos. ¡El dedo del dirigente por el del votante!
Miedos partidarios. Con la gimnasia que la gente ya tiene en cajeros y operaciones digitales de la vida cotidiana, la pantalla en el cuarto oscuro es ya una conducta mundial en las democracias más modernas. Aquí se elude, se demora, desde hace 15 o 20 años.
"El voto electrónico puede matar la ideología, las propuestas partidarias y en definitiva el sistema de los partidos políticos", se quejaron aquí, las dirigencias de los '90, cuando aparecieron los primeros empujones de las ONG y de los vecinos por mecanismos que los protegieran de la lista sábana y de los clanes partidarios hereditarios.
"Ese mecanismo puede degenerar en que el poder económico, para financiar la campaña de un aventurero, reemplace a las ideas, el debate y la dinámica de los partidos políticos. El vecino termina poniendo el dedo en la pantalla eligiendo al que más veces ve en la TV o en los grandes afiches. Eso desintegraría el sistema político de participación por ideologías, programas y liderazgos, a cambio de la capacidad económica que se tenga para promover un rostro", se defienden las dirigencias.
Se vivió después del "Que se vayan todos", cuando desde el quincho Panella las ONG y las cámaras empresariales pedían reforma política, voto electrónico y responsabilidad en el manejo fiscal.
Temores razonables. Pero que contrastan con otra realidad: los candidatos de las últimas convocatorias ni siquiera han sido designados por el acuerdo de cúpulas locales, sino por órdenes de Olivos, de El Calafate o del Comité Nacional. Como antes desde Anillaco o desde el sillón del Ministerio de Economía. Llegaron Mensajeros y se juntaron en hoteles caros con los dueños de los partidos locales y los clanes municipales y armaron las listas. ¿Cuál ideología, cuál debate, cuál programa local?
Los amagues, los esquives. Los intentos por una profunda reforma político-electoral y del voto electrónico -siguiendo una mecánica impuesta en el mundo democrático- aparecieron en Mendoza a fines de los '90. Recuerdo a senadores encabezados por Antonio Gutelli -PJ, de ascendencia sindical, ahora fuera de la política activa- que proponían sistemas de voto electrónico con máquinas brasileñas. Y a un grupo de ONG ("Cambiemos la política") pugnando por la reforma electoral.
Ahora las PC-urnas son infinitamente más fáciles de manejar por los vecinos (que ya incorporaron el cajero automático o la PC en su vida cotidiana), son más seguras a la picardía escrutadora, más rápidas para el escrutinio.
En Brasil, en el pase de Lula a Vilma, votaron más de 118 millones de electores en 470.000 urnas electrónicas, sin impugnaciones y en 2 horas se completó el escrutinio. Que se sepa, no se disolvió el sistema de partidos políticos, ni desaparecieron las ideas y los programas: Lula y Vilma -como lo eran sus opositores en las elecciones- son exponentes de una idea de la política y del Brasil que quieren
Aquí, a fines de los '90, hubo pruebas piloto en la escuela Arístides Villanueva (2 mesas femeninas). Se sucedieron pruebas en Buenos Aires y en Santa Fe. Hasta se probó la mecánica durante una Fiesta de la Nieve en Las Leñas. Todo se disipó: se adujeron cuestiones económicas y riesgos de manejo, para disimular la desconfianza política. Luego vino el descalabro del helicóptero de De la Rúa y la Plaza Incendiada. Y el "que se vayan todos".
En setiembre de 2003, en el Quincho Panella -en plena crisis de credibilidad política- las cámaras empresarias y varias ONG exigieron responsabilidad fiscal, reforma político-electoral (para facilitar la apertura a la participación) y voto electrónico. Le llamaron Acta de los Mendocinos y en un restaurante del Acceso Norte firmaron el compromiso los principales candidatos de todos los partidos con posibilidades.
Hoy, ya casi una década después -pese a la presión popular por las reformas prometidas- todos siguen prometiendo "reformas" (constitucional, electoral) y ya casi nadie habla de voto electrónico.
El año pasado, en la elección de los concejales capitalinos se movieron algunas cenizas: se probó un escrutinio electrónico en varias escuelas.
En Salta, hace pocos domingos, el joven Manuel Urtubey, gobernador justicialista, ganó por paliza su reelección apelando a 2 cuestiones insospechadas en estos tiempos de obsecuencia y dedo selector de Mensajeros: hizo campaña adhiriendo globalmente al proyecto nacional, pero aclarando expresamente que no era un "delegado de Cristina" y que los candidatos los seleccionaban los salteños.
Y no le tuvo recelos a un 35% de las mesas con urnas electrónicas, táctiles y súper modernas (el votante armó su lista con los dedos sobre la pantalla, seleccionando a sus candidatos preferidos, de las distintas opciones y categorías; recibiendo de la máquina una constancia del contenido del voto emitido). El escrutinio en esas mesas estuvo listo en 2 horas. No hubo denuncias de manejo espurio
Mal de ausencias. En sus días del final, Jaque propone discutir, otra vez, una reforma constitucional (con lista de temas a debatir en la Convención), para incluir "sí" o "no" en las próximas urnas. La discusión gira en torno a la reelección por un solo período consecutivo para todos, incluidos legisladores e intendentes (hoy el gobernador no puede ser reelecto, por la alternancia que impera en la Constitución del 16).
"En agosto y octubre estamos subsumidos por la elección nacional y allá no prevén voto electrónico", se disculparon en Gobierno. Las reformas tendrán que esperar "mejores tiempos". Secuencia conocida. Afuera crece la indiferencia y las ausencias al cuarto oscuro. "Sólo el 40% de los estudiantes de Capital y Gran Buenos Aires cree que la democracia es el mejor sistema de participación política"
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