El acuerdo político se selló en las últimas horas, según pudo saber Clarín . Y su presentación pública es inminente. Francisco De Narváez y Graciela Ocaña decidieron trabajar juntos con dos objetivos iniciales: elaborar planes de gobierno para el Area Metropolitana y reforzar la ofensiva sobre la dirigencia sindical involucrada en casos de corrupción
.
Este tema, que tiene su exponente más notorio en la llamada “mafia de los remedios”, ha sido eje de la acción de Ocaña en casi una década, desde que Néstor Kirchner la puso al frente del PAMI y siguiendo por el Ministerio de Salud que le confió Cristina, hasta que la presión de Hugo Moyano pudo más y debió renunciar.
De Narváez es candidato a gobernador de Buenos Aires. Está avanzando en un acercamiento con Ricardo Alfonsín, aunque abundan las fricciones y resistencias alrededor de esas conversaciones con el postulante radical a la Presidencia. Aún sin ese acuerdo fundamental terminado de consolidar, De Narváez refuerza su posición en la negociación al sumar a Ocaña , quien también viene conversando de acuerdos y candidaturas con Alfonsín y otros referentes radicales.
Cuando se entre en el terreno de las definiciones electorales, la idea de ambos es ampliar la convocatoria hacia otros referentes de la disidencia peronista.
Fuentes cercanas a ambos dirigentes señalaron a Clarín que Ocaña y De Narváez venían hablando acerca de los problemas del Area Metropolitana -Capital y GBAs-, el conglomerado donde viven 15 millones de personas, más de un tercio de la población del país.
Allí hay “cuestiones pendientes en materia de transporte, salud, vivienda, seguridad y medio ambiente”, según señalaron al precisar los ejes de la tarea conjunta.
El diputado Gustavo Ferrari y el dirigente denarvaísta José “Pepe” Scioli, hermano del gobernador bonaerense y ex funcionario de su administración, fueron encargados de avanzar en las conversaciones con Ocaña y su equipo, después que la ex ministra y De Narváez acordaron explorar un entendimiento. El primer contacto entre ellos se había producido en setiembre y se repitió cuando Ocaña recibió una virtual amenaza de Hugo Moyano , luego de conocerse que la justicia de Suiza había pedido informes a la Argentina sobre el camionero y su familia, a propósito de un caso de presunto lavado de dinero que involucra a la empresa transportista Covelia.
La solidaridad que le transmitió De Narváez ayudó a afianzar la relación, admiten allegados a Ocaña. Además, el candidato a gobernador se empezó a interesar más directamente sobre el sistema de recolección de residuos, los contratos que logró Covelia en el Conurbano, la asignación de subsidios y la forma que esa empresa -que se vincula a Moyano- tiene de relacionarse con los municipios.
Más allá de las cuestiones referidas a programas y planes, De Narváez y Ocaña coincidieron también en destacar “la importancia de gobernar la provincia de Buenos Aires para influir decisivamente en la búsqueda de soluciones a los problemas del país”.
Un modo indirecto de afirmar que cualquier acuerdo electoral en la Provincia está destinado a formar parte de un entendimiento nacional .
Este punto causó fricciones entre Alfonsín y De Narváez en los últimos días, ya que el candidato radical apunta a encapsular el posible acuerdo en el nivel provincial. Alfonsín busca un difícil equilibrio para mantener viva la alianza con el Partido Socialista, que contempla con notorio recelo el acercamiento a una figura del centroderecha como De Narváez.
El acuerdo entre Ocaña y De Narváez tiene, en este sentido, un fuerte sentido político-electoral en virtud del momento en que se produce. Falta un mes para que se inscriban las alianzas que competirán en octubre y apenas algo más para definir las candidaturas.
Alfonsín, plantado hoy como la oferta opositora de mayor volumen, necesita reforzar su peso en la Provincia para desafiar el tradicional poder del peronismo, que además de la influencia de la Presidenta suma la fuerte imagen del gobernador Daniel Scioli. En esa dirección, su acuerdo con De Narváez asoma como estratégico para mantenerse competitivo también en el orden nacional .
En tanto, el diálogo fluido que Alfonsín tiene con Ocaña le permite arrimarse a la figura política con perfil más definido en la lucha contra la corrupción , en especial la que pueda involucrar a dirigentes gremiales.
Estos movimientos suceden, además, cuando desde la Casa Rosada se lanzó una clara operación de desgaste político y judicial del poder de Moyano . Esa jugada, más allá de su consistencia verdadera, en la etapa electoral puede mejorar la posición de Cristina frente a las capas medias que resisten con fuerza la figura del jefe camionero. El acuerdo logrado por De Narváez y Ocaña, dicen las fuentes, también apunta a darle pelea al kirchnerismo en ese terreno.
Fuente: ElNacional
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