Hermes Binner no fue candidato pero ganó las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias de Santa Fe. El gobernador que apostó por su delfín Antonio Bonfatti se llevó un triunfo tempranero -mucho antes de que lo dijera el escrutinio- simplemente porque a las diez y media, hasta su principal competidor, Rubén Giustiniani, reconocía la derrota. Al cierre de esta edición, Agustín Rossi se imponía en la interna del Frente Santa Fe para Todos. La sorpresa fue Miguel Torres del Sel, el humorista que superaba el 10% en su debut político.
Con esos resultados, el 24 de julio, esta provincia será el escenario de una peleada elección. En estas primarias, el Frente Progresista y el peronismo recibieron votos en cantidades demasiado parejas para anticipar resultados.
Esta elección tenía trascendencia no sólo por sus consecuencias en el escenario nacional sino también porque se utilizó por primera vez la boleta única, un sistema que acaba con las boletas partidarias y con el cuarto oscuro. La mayor preocupación en su aplicación se centraba en que la gente supiera utilizarla. Surgió un problema insólito: las urnas no alcanzaban para contener todas las boletas que debían depositarse.
Hasta ayer mismo, algunos candidatos – sobre todo Rossi y Rafael Bielsa- ponían en duda la eficacia del sistema porque nadie esperaba tener resultados concretos hasta las dos de la mañana. Esos cuestionamientos se fueron diluyendo con el paso de las horas aunque lo concreto es que a la medianoche el escrutinio no llegaba al 50% de las mesas.
A esa hora, en el búnker de Giustiniani, el senador que intentó pelearle la autoridad a Binner, ya estaba completamente desarmado. Todo lo contrario pasó en bar El Cairo, que reunía a la línea interna del gobernador. A las siete y media ya estaban encendidos: el intendente de Rosario Miguel Lifschitz había hablado con los medios apurando el anuncio de un triunfo de Bonfatti. Se amontonaban los camiones de transmisión de canales porteños. Binner apareció a la medianoche para acompañar a su hombre y sólo hizo un comentario mostrando que hoy empieza el armado nacional: “Esta es una muestra de que el socialismo se sigue renovando, que el radicalismo se sigue renovando. Que tenemos una propuesta hacia el futuro”.
A esa hora, no eran claros los votos que finalmente acumuló Mario Barletta, el radical que terció en la pelea del Frente Progresista. Al cierre de esta edición, lo secundaba a Bonfatti por apenas tres puntos. El intendente de Santa Fe se quedó en su ciudad a esperar los resultados y en su primera declaración dijo que había que esperar. Si las tendencias se confirman, sus votos le permitirán negociar de otra manera el camino que sigue hacia la general: el radical estaba superando cómodamente a Giustiniani y se mantenía muy pegado al delfín de Binner convirtiéndose en una fuerza mucho más potente de lo que esperaban los socialistas. En estos días, se sabe, las relaciones con la UCR tienen otra importancia estratégica debido al armado nacional que está por definirse.
En el peronismo, los movimientos fueron mucho más cautos. Desde los boca de urna, Rossi se perfilaba ganador pero en su búnker del Patio de la Madera tampoco hicieron declaraciones hasta tarde cuando la concejal Norma López se subió al escenario y dijo “ganamos”. La escuchaban unos 500 militantes, muchos jóvenes que cantaban y tocaban el bombo esperando a Rossi. Aún con los resultados auspiciosos, el diputado no esperaba –y así fue- la presencia de enviados de primera línea del Gobierno nacional.
A esa hora Bielsa estaba volviendo de Santa Fe y pensaba en cómo reconocer su derrota. Una situación muy distinta a la del intendente de Rafaela, Omar Perotti, que seguía muy de cerca a Rossi. Lo que sigue es otra dura campaña donde está por verse hasta qué punto se involucrará la Presidenta para tratar de ganar el cuarto distrito electoral.
Fuente: Clarín
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