Presidenta pidió disculpas por su hipotensión por la que canceló la gira pasada.Si el quiebre inusual del tradicional protocolo mexicano era ayer la comidilla entre funcionarios y periodistas de este país, más sorpresa causaron las reiteradas alusiones de Cristina Kirchner y Felipe Calderón, su anfitrión, al estado de salud de la Presidenta.
Además, literalmente resguardada entre algodones de la ola de calor que sufre este país , Cristina volvió a lanzar ayer una frase al menos sugerente en medio de la expectativa que impera sobre su hasta ahora no confesa decisión de apostar o no por la reelección.
“Los políticos tenemos cierta tendencia a creer que todo es eterno y nada es eterno, al contrario, debemos recrearnos constantemente y ayudar a que nuestras sociedades crezcan y se profundice la igualdad, la educación, la seguridad”, lanzó promediado su discurso en el almuerzo que le ofreció Calderón. Eran 180 los invitados alrededor de mesas adornadas por girasoles en el Castillo de Chapultepec, y donde lo primero que recordó Cristina fue que que la última vez que estuvo allí fue con el “compañero” de su “vida” y “militancia”. No hizo falta ni nombrarlo a Néstor Kirchner.
Llegada el domingo -y anoche en vuelo a Roma-, Cristina se reunió ayer con Calderón a las 11,30. Contrariamente a la tradición, Calderón no la recibió en la puerta de Los Pinos, a cielo abierto. No hubo caminata por el jardín. Tampoco revista de tropas, ni discursos al sol. Por el contrario, hubo techado especial y un BMW negro para trasladar a Cristina hasta las escalinatas de la residencia presidencial. Lo primero que oyó el mexicano fue una disculpa de la argentina. La de ayer es la cita que tenía agendada Cristina en México para el 14 de abril pasado, pero que los médicos le suspendieron ante el diagnóstico de una nueva baja de presión.
“En primer lugar, creo que debo una disculpa por lo que fue mi visita anterior, que se frustró no por voluntad de quien les habla, sino por los problemas de salud que tengo con mi hipotensión que en un día como hoy, también de tanto calor. Por suerte aquí, el Presidente me ha acompañado bajo el sol con un paraguas para que no me afecte”, reiteró después Cristina en una también inusual declaración a la prensa con su anfitrión. Desde que murió Kirchner la Presidenta no habla con la prensa. Igual ayer no hubo lugar a preguntas.
Un rato después, fue Calderón, en el Castillo, quien le deseó a su invitada una “pronta recuperación de su estado de salud”.
En el ir y venir, hicieron mención a los países emergentes, al crecimiento de América Latina y a la relación entre los dos países que, aseguran pasa por “el mejor momento”.
A esa altura, nadie hablaba de protocolo. Cristina lo llamaba “Felipe”, y el mandatario había hecho no pocas concesiones. A mitad de los discursos en Los Pinos, Cristina parecía sofocada. Alguien corrió con un abanico negro. La Presidenta comenzó a sacudirlo exclamaba “¡Qué calor!”. En el salón se oyó el arranque del aire acondicionado, que Calderón detesta.
El mexicano aceptó también un acto político argentino en plena Casa de Gobierno. El de La 25, una joven agrupación kirchnerista y camporista de “argenmex”, que a los saltos pedía la reelección de Cristina.
Cristina, Calderón y sus ministros firmaron ayer diez acuerdos.
De inversión, comercial; cultural, educativo y científico. En diálogo con Clarín , el ministro Julio De Vido, pidió concentrarse no en las trabas comerciales, ni en el déficit que Argentina mantiene en su balanza con México, sino en la apuesta que los mexicanos están haciendo en Argentina.
Fuente: ''Clarin''.
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