lunes, 9 de mayo de 2011

Los intereses, por sobre todo lo demás

El miércoles, Francisco de Narváez, Graciela Camaño y Luis Barrionuevo mantuvieron una larguísima y dificultosa charla. De Narváez se había acercado hasta la sede de gastronómicos para ofrecerle a Camaño la candidatura a la vicegobernación de Buenos Aires. Ella no anduvo con rodeos: “Yo no tengo problemas en compartir la fórmula – le dijo – pero lo que no voy a hacer nunca es ir colgada de una boleta radical. Si vos lo hacés, te voy a vaciar de voto peronista y el voto peronista se irá con Scioli”.


Camaño, inteligente, pegó donde duele, porque De Narváez sabe que está obligado a reconquistar el voto peronista que lo siguió en el 2009 y está persuadido de un dato no menor: el radicalismo no vería con malos ojos el nombre de la dirigente de San Martín . Barrionuevo echó leña al fuego. Irritado por las virulentas críticas de De Narváez a Eduardo Duhalde y Mauricio Macri (“Me traicionó – habría protestado--, se bajó de la candidatura a la presidencia y me dejó colgado”), le enrostró: “¿Y vos que hablás de imagen negativa si en las encuestas Scioli te saca diecisiete puntos de ventaja ?”. A las dos de la mañana, somnolientos y contrariados, pusieron punto final a la reunión.

Poco antes, De Narváez había protagonizado con Mauricio Macri una conversación similar y sin promesas a futuro, excepto la de la buena voluntad en el armado de las listas. Aunque en la pizarra de la Ciudad tampoco le queda a Macri un gran margen para la generosidad . Los primeros de los diez o doce lugares que el PRO se plantea mantener y conquistar están embargados: el rabino Sergio Bergman, el pro-peronista Cristian Ritondo o el presidente de la legislatura Oscar Moscariello son inamovibles. El tercer puesto deberá ocuparlo sí o sí una mujer y Macri piensa en Lía Rueda, presidente de la Fundación Conciencia.

Si bien Macri busca guarecerse bajo el techo de Alfonsín, no hay todavía acuerdos a la vista y para negociaciones secretas queda poco tiempo , horas apenas puesto que el martes vence el plazo para la presentación de las listas en la Capital. Su esbozo de construcción nacional se desgaja.

Miguel del Sel, que se define como peronista, cambió de frente y se hizo presente el viernes en el acto de lanzamiento de Eduardo Duhalde en el Luna Park. El sábado lo invitó para que, por la noche, en su show en La Plata, lanzara de nuevo su candidatura presidencial y anunciara el apoyo del cómico a esa batalla. El bonaerense le hizo llegar su agradecimiento y formuló reparos: “no sé si debo hacerlo. No estoy muy seguro de que sea el lugar apropiado”.

Muy a su pesar, el think tank del ex presidente, acepta que Elisa Carrió acierta cuando previene que la existencia de un candidato único beneficia a la Presidente . “Aún para ganar, Ricardo tendría que entender que necesita a Duhalde. El cabezón le divide a Cristina el voto peronista”, indican. En la UCR no piensan igual y recuerdan que en 1983 un importante caudal justicialista respaldó el triunfo de Raúl Alfonsín.

Lo cierto es que el pacto distrital que une a De Narváez y a Alfonsín, no está basado en coincidencias sino en debilidades mutuas: a uno le hace falta un presidente que le asegure una convivencia pacífica entre la provincia y la nación y en lo inmediato potencie la competitividad de su oferta; el otro precisa un candidato que despierte expectativas y engrose su caudal electoral en el territorio donde se asienta el 38 por ciento del electorado.

La alquimia no es descabellada . Sin embargo, lo que nadie logra explicarse es por qué razón la barrera ideológica que atravesó De Narváez es infranqueable para Macri.

“Sería una sobredosis de centro-derecha y la cuota indispensable para llegar a la segunda vuelta está cubierta con el Colorado”, admite un prohombre del armado radical. El argumento no conforma al aparato y la alianza con Hermes Binner y el GEN de Margarita Stolbizer peligra con la inclusión del empresario en la conversación. Nadie puede tampoco garantizar la respuesta del electorado frente un arreglo flojo de principios.

Es que Alfonsín está en una disyuntiva de hierro : para que la amplitud de su propuesta encuentre justificación ante los ojos de la opinión pública debería caracterizar con menos miramientos al gobierno de Cristina Fernández, denunciar la corrupción, fustigar los desbordes cesaristas y alertar acerca de sus ya insinuadas intenciones de perpetuación . Sólo la inminencia de una aventura autoritaria legitimaría la construcción de una gran alianza opositora, aquello que algunos llaman un “gobierno de salvación nacional”. Si ése es o no el camino correcto constituye materia de debate. De lo que no cabe duda es de que para que la martingala supere el rango de la componenda pura y dura, Alfonsín debería dejar de ser el postulante no kirchnerista mejor posicionado para asumirse como jefe y vocero del relato opositor . Su cura de aislamiento y desintoxicación tabáquica en Entre Ríos ha diferido cualquier aclaración. Intencional o no es una oportuna salida de escena.

El gobierno no está libre de pecado . Sus guiños a Carlos Menem, la aparición del multiimputado Ricardo Jaime, la peligrosa vecindad con los Moyano, transformados en puente entre el oficialismo, las barras bravas y la violencia sindical, no tienen más disculpa que el estado de necesidad .

Lord Palmerston, premier y ministro de relaciones exteriores británico, pasó a la posteridad por las menciones que Karl Marx hiciera de él en “Herr Vogt”, por su decisión de invadir las Malvinas y sobre todo por sus concepciones imperiales. En ellas se basó para afirmar que “Inglaterra no tiene amigos permanentes. Inglaterra no tiene enemigos permanentes.

Inglaterra tiene intereses permanentes ”. Mucho después, Charles De Gaulle, en un movimiento extraño para un francés, simplificó la cuestión advirtiendo que “la nación no tiene amigos ni enemigos. Tiene intereses”.

En menos de un siglo la palabra “permanente” había desaparecido . Mao Tse Tung enseñó a sus seguidores que el secreto de la política consiste en saber quiénes son los amigos y quiénes son los enemigos. En Argentina la premisa está a punto de sufrir una adaptación : se disuelven las afinidades ideológicas y se licúan las diferencias para dejar paso al fin superior, que no es otro que la supervivencia del aparato o la ambición de poder de los dirigentes.

Son los partidos los que parecen no tener amigos ni enemigos sino únicamente intereses . En esas condiciones la política se vuelve una empresa confusa, bizarra, imprevisible.


Fuente: Clarín

4 comentarios:

  1. tuve que leer el articulo dos veces porque me distraje con la genialidad de la foto jajaja

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  2. Da miedo esa foto...

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  3. Juntos seremos mas.. jajaja

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  4. si muy buena la foto, flor de tormenta sii se juntan todos XD

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