Recicladora de basura crea fuerte polémica, Fernando Espinoza involucrado.

La instalarán en La Matanza para reemplazar un basural a cielo abierto; el convenio se firmó entre el intendente y De Vido; los vecinos preocupados temen por su salud.

Los ciudadanos de La Matanza no dudan en mostrar su desencanto con sus gobernantes que durante una pasada sesión en el Concejo Deliberante de La Matanza, donde no faltaron insultos, acusaciones y denuncias de amenazas, se autorizó un convenio firmado entre ese municipio, a cargo de Fernando Espinoza (Frente para la Victoria), y el Ministerio de Planificación Federal, representado por Julio De Vido, para la creación de un Centro Ambiental de Recomposición Energética (CARE), calificado por sus impulsores como "único en el mundo". El proyecto demandará una inversión de $600 millones. Se trata de una planta incineradora que convierte residuos en energía. Estará a cargo de la firma estatal Empresa Nacional de Energía Argentina SA (Enarsa).

Hace tiempo que los vecinos (desde el 2003) vienen manifestando preocupaciones por la contaminación y el cuidado de la salud en el lugar. Han exigido que la Coordinadora Ecológica Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse) cierre definitivamente el centro de acopio de residuos de González Catán. Pero, claro está, rechazan que se lo sustituya por esta planta que el municipio convino crear con la Nación, sin mediación de la provincia, porque afirman que nadie nunca les brindó la información pertinente respecto de que esa nueva tecnología vaya a ser inocua para la salud. Además teniendo en cuenta que se la presenta como "única en el mundo" preocupa aún más, ya que no se sabe en qué grado podría afectar el desarrollo de sus vidas. Para completarla, se cuestiona que se la quiera instalar a sólo 20 cuadras del relleno que hoy ya perjudica su calidad de vida.

La norma fue aprobada con el respaldo justo de 16 votos que representan los dos tercios necesarios de los miembros del Concejo, compuesto por 24 ediles. 6 votaron en contra y hubo dos ausencias. Esto significa también la autorización para que el intendente Espinoza ceda terrenos situados en el cruce de la calle Conde y la ruta provincial 1001.

Olor nauseabundo

La fuerza producida por los manifestantes y opositores no fue suficiente. Si bien no fue nada fácil llevar a cabo el debate en el Concejo, no pudieron hacer nada. Durante su desarrollo el aire era tan nauseabundo como el que emanan los residuos acumulados por la Ceamse, producido por las bombas de mal olor arrojadas bajo las butacas de los ediles. A pesar todo, en esta ocasión no se pudo evitar que sigan adelante, como se había producido en dos oportunidades, y se llegara a una resolución. En varios pasajes tuvo que intervenir el personal de vigilancia de ese cuerpo, ya que hubo agresiones verbales, que casi llegaron a físicas, entre vecinos y concejales y entre los propios ediles.

Las acusaciones de los opositores, de Movimiento Libres del Sur, Acuerdo La Matanza, Coalición Cívica y Unión Peronismo Federal (UPF), giraron en torno a la falta de información sobre la tecnología para reconvertir los residuos sólidos en energía eléctrica y combustible diésel sintético, según manifiesta el convenio finalmente aprobado.

El presidente del bloque UPF, Adrián Verdini, fue uno de los más críticos, afirmó: "Este tema es inviable y carece de sustento legal, pues no tiene la autorización del gobierno de la provincia de Buenos Aires, tal como establece el artículo 42 de la ley orgánica de las municipalidades".

A su vez Manuel Atencio, de Acuerdo La Matanza, declaró: "Desde 2007 venimos presentando proyectos para solucionar el tema de la Ceamse y nunca fueron escuchados. No queremos ser el basurero de La Matanza".

El presidente del FPV, Ricardo Rolleri, contribuyó a generar más polémica, porque para defender la postura oficial se basó en la lectura de fragmentos de publicaciones periodísticas zonales que destacaban la necesidad de instalar la planta de la polémica.

Incluso tres ediles opositores a último momento decidieron cambiar su voto negativo. Utilizaron como argumento que no se tenían la certeza de que el nuevo sistema pudiera llegar a ser perjudicial para los vecinos.

Del presupuesto anual municipal, el 20 por ciento se destina al sistema de recolección y disposición final de residuos.

Se vivieron momentos de mucha tensión. Hubo gritos, empujones e insultos. Incluso se vio a un par de personas con armas en la cintura. No llegaron a las manos por la intervención del personal de seguridad del Concejo. Los vecinos, dentro y fuera del recinto, también se hicieron oír. Centenares de personas abarrotaron la sala de reuniones y toda la extensión de Hipólito Yrigoyen al 2500, donde se sitúa el edificio legislativo.

De todas formas todo lo ocurrido no pudo evitar la aprobación del proyecto. De esta manera Fernando Espinoza tiene luz verde para llevar a cabo la instalación de esta controvertida planta, que como muchos afirman puede perjudicar el bienestar de los vecinos.